
EL «PICUDO ROJO»
INFORMACIÓN GENERAL
El “Picudo Rojo” Rhynchophorus ferrugineus es un insecto originario de las regiones tropicales de Asia y la Polinesia, que se ha ido extendiendo de forma continuada por otras zonas del planeta, colonizando distintas especies de palmeras. Actualmente es una de las principales plagas que afectan a las palmeras de Oriente Medio y Norte de África. De estas zonas, tradicionales exportadoras de palmeras a Europa, es desde donde ha sido introducido el insecto en las penínsulas Ibérica e Itálica y luego desde allí a nuestra región.
MORFOLOGÍA Y BIOLOGÍA
Rhynchophorus ferrugineus es un coleóptero perteneciente a la familia de los curculiónidos.
Su tamaño adulto es bastante grande, alcanza de 2 a 5 cm de longitud. Los insectos de esta familia se caracterizan por tener una prolongación de la cabeza en forma de pico («rostro»), donde se sitúan las antenas en forma de masa de color rojizo. Esta característica, junto con su vistoso color, le dan el nombre vulgar de “picudo rojo”.
En el protórax presenta unas manchas negras muy visibles de tamaño y forma variable. A lo largo de los élitros destacan unas estrías longitudinales, también de color negro.
Los machos se distinguen de las hembras por un «peine» denso y corto de pelos sobre el extremo del pico.

No suelen abandonar la palmera donde se han desarrollado hasta que ésta ha sido prácticamente destruida; por tanto, pueden tener varias generaciones dentro del mismo ejemplar, donde pueden encontrarse en un momento dado todos los estadios de la plaga. Los adultos tienen una muy alta capacidad de vuelo, lo que les permite gran capacidad de dispersión y colonización de nuevas palmeras. Parecen mostrar preferencia por las palmeras heridas o decaídas. Una vez que los primeros adultos llegan a una palmera apropiada, los machos generan una feromona de agregación que atrae a numerosos ejemplares de picudo rojo de ambos sexos.
Las hembras depositan sus huevos en agujeros realizados con su rostro (o pico), en heridas creadas durante la cosecha, poda y deshijado.

El insecto coloniza un gran número de especies de palmeras, pero en nuestro país se destaca por sus ataques a la palmera canaria (Phoenix canariensis) que es la más representativa de nuestros palmerales.

El síntoma más corriente que puede hacer sospechar el ataque del insecto es el aspecto de marchitez de las hojas del centro de la corona, que finalmente pueden secarse y quedar colgando hacia el suelo.
En los ataques muy fuertes se acaba secando toda la copa y se produce la muerte de la palmera. Al tirar de las ramas externas afectadas, éstas se desprenden con cierta facilidad y en su base podemos observar las galerías de las larvas, y frecuentemente los capullos de las pupas.
Al abrir la corona de una palmera con grado de afección avanzado, encontraremos abundantes larvas de varios tamaños en una masa de tejido en fermentación que desprende un desagradable olor característico.
Las palmeras afectadas mueren a corto plazo al estar el meristemo o palmito totalmente destruido, con su interior en descomposición.



Fuente:
Folleto «Curculiónido Ferruginoso o Picudo Rojo de las Palmeras», editado por la Conselleria d´Agricultura, Pesca i Alimentació de la Generalitat Valenciana (España)
www.rhynchophorusferrugineus.es
CONTROL INTEGRAL
Desde JAANCK recomendamos un control integral que se compone de: inspección, monitoreo, prevención, inmunización y asesoramiento.
En dicho control se realizan visitas mensuales en las cuales se busca detectar la infección de manera temprana y así poder combatirla.
En el primer paso se trata de identificar las palmeras según su especie.
Enumerar los ejemplares para así realizar la geo-referencia y poder darles seguimiento.
Una vez inspeccionadas se pasa a diagnosticar cuales son las palmeras que se encuentran afectadas identificando sus daños y síntomas de infestación.
Éstos pueden ser:
- hojas externas caídas con señales evidentes de desgarramientos a nivel de la inserción con el tronco,
- desplomado general de la corona de hojas,
- asimetría en la corona de la palmera,
- palmas jóvenes comidas
- aspecto decaído de las hojas más tiernas del penacho central,
- orificios en el corte de las tábalas de la balona,
- restos de pupas entre tábalas y hojas,
- flechas con ángulo sobre la vertical,
- retorcimiento de las hojas en las axilas,
- foliolo comidos o perdigonados,
- raquis comidos y/o tronchados,
- restos de fibras
El monitoreo se realiza a través de la colocación de trampas que contienen feromonas sexuales del insecto y cairomanas (sustancias químicas que proceden de las propias palmeras) que atraen al insecto.
Se colocará una trampa de monitoreo en la zona de la palmera número 1, bajo tierra, a nivel del suelo, preferiblemente en áreas de sombra.
La trampa es una tarrina de plástico con orificios por los cuales ingresa el insecto.
Dicha tarrina se identifica con una estaca que indica el lugar de instalación y un adhesivo en el cual se registran las acciones realizadas.
Dentro de las tarrinas se vierte el agua y el atrayente colgado desde la tapa de tal manera que no tenga contacto con el agua.
Serán revisadas periódicamente para reponer materiales y para poder detectar individuos capturados, realizando así el conteo y registro de los mismos en nuestro software.
Una vez detectada la presencia del «Picudo Rojo» en un área determinada, incluso sin apreciar síntomas evidentes en los ejemplares, es necesario comenzar los tratamientos.
El tratamiento es a base de insecticidas sistémicos, de contacto, de ingestión e inhalación.
Se brindan dos modalidades, tratamiento de foliar mediante aspersión y endoterapia.
El primero se realiza mediante aspersiones al cogollo de la palmera, mojándolo con abundante caldo insecticida para que penetre bien en las galerías interiores que el insecto haya podido realizar en la palmera.
Para ello se utiliza una maquina aspersora con extensible así logramos llegar a mojar bien toda la copa de la palmera.
En caso de que la altura de la palmera o las condiciones de las instalaciones lo ameriten se utilizará cajón elevador respetando todas las medidas de seguridad correspondientes.
Se realizarán dos aplicaciones por año con temperaturas superiores a 16ºC de 5 a 20 litros de solución insecticida por aplicación.
Podrían realizarse más aplicaciones previa evaluación del caso en concreto.
En cuanto a la endoterapia se recomienda para ejemplares muy altos, de difícil acceso. Se realiza mediante inyecciones al tronco para que el insecticida se distribuya por la palmera llegando hasta los extremos más altos, dicho producto tiene una durabilidad de un año.
En caso de que el ejemplar sea más baja de 2 metros se realiza el tratamiento de aspersión en la copa.








